LA ERA DEL CINEMATÓGRAFO: BREVE HISTORIA DEL CINE BRASILEÑO

El cine brasileño en la actualidad se encuentra muy desarrollado, constituyendo un punto importante en la industria global del séptimo arte, con un importante mercado nacional y un creciente interés internacional. Desde el cine mudo, hasta las actuales producciones multinacionales, el camino recorrido por el cine brasileño es muy interesante e importante de conocer. Ha pasado por períodos de auge y declive pero siempre de alguna forma se ha mantenido como una de las industrias cinematográficas más significativas de América Latina. Razón por la cual, aquí en Film Fellas Club consideramos fundamental conocer un poco más a fondo la historia del brasileño.

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Desde la llegada de esta forma de arte al país hasta su resurgimiento en los 90’s. Un viaje el cual esperemos los motive a querer ver un poco más del cine que se producen en este gran país

Los primeros años del cine en Brasil

La historia del cine en Brasil es antigua, de hecho varios años antes de la primera exhibición del Cinematógrafo en Rio de Janeiro, ya existía una forma primitiva de cine, denominada Pantógrafo, que permitía reproducir una imagen a una escala mayor de la real. En 1835 se proyectó, con la ayuda de un Cosmorama, las guerras de la familia real en Portugal y en 1866, Frederico Figne instaló un Cinescopio, y más tarde añadió al aparato sonido e imagen en movimiento. Luego en 1896, un par de meses después de que se presentara el invento de los hermanos Lumière, tuvo lugar una exhibición cinematográfica en Río de Janeiro. Al principio se presentaban pequeñas películas extranjeras en centros de diversión de Rio de Janeiro, hasta que en 1898, el italiano Alfonso Segreto rueda la primera película en Brasil, un documental sobre la familia de presidente Prudente de Morais. Dos años después se filma la primera película original de Brasil, otro documental sobre el viaje del presidente Campos Sales a Argentina. En 1909, Antonio Leal se asoció con Labanca para crear la compañía Leal & Labanca, que comenzó a producir películas de ficción como “El estrangulador, inspirada en un crimen real. La película se exhibió con éxito y la crítica favorable animó a los productores. Fue el primer gran éxito del cine brasileño, con más de 800 pases. Se sucedieron, en el mismo estilo, otras películas, como “Na Avenida Central”, “O Assalto,Nas Matas de Jacarepaguá” y “Prisão do Segundo Bandido”.

El cine mudo brasileño (1910-1929)

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Durante la «belle-epoque» del cine brasileño, cuando las películas mudas en blanco y negro eran menos costosas de producir, la mayor parte del trabajo resultó del esfuerzo de individuos apasionados que deseaban tomar el riesgo por sí mismos, más que por empresas comerciales. Tampoco el Estado brindó mucha atención al cine, al no existir prácticamente legislación para el sector. Las salas de cine solo aumentaron en número en Río de Janeiro y São Paulo a comienzos del siglo XX, cuando la corriente eléctrica se hizo más segura. Empresas extranjeras y películas cortas que documentaban eventos locales fueron las más comunes. Algunos de los primeros trabajos de ficción filmados en Brasil fueron las denominadas «películas posadas», reconstrucciones de crímenes que habían llegado a los titulares de la prensa recientemente. También fueron populares las películas «cantadas», en las cuales los actores se escondían detrás del escenario y se doblaban a sí mismo cantando durante la proyección. Fue a partir de 1908, que la producción de filmes dio un gran salto, con 205 películas en 1909 y 209 en 1910. También este periodo estuvo marcado por la invasión de filmes provenientes de Estados Unidos, que a partir de 1911 ocasionó la primera gran caída del cine brasilero. Por estos tiempos surgieron los ciclos regionales, sin ninguna articulación entre sí, pero que mantuvieron la actividad cinematográfica nacional. humberto-mauro-cinema-designdipoesia1Durante los años 1920, la producción cinematográfica floreció en varias regiones del país: Recife, Campinas y Cataguases. Fue hasta la segunda mitad de la década de los 20 que surgieron los dos mayores referentes del cine en Brasil de aquel tiempo. El primero fue Humberto Mauro (Minas, 1897) que fundó la productora “Phebo Filme” e hizo cuatro largometrajes durante el cine mudo, para luego trasladarse a Río de Janeiro y realizar su obra maestra, “Ganga Bruta” (1933), en el cine sonoro. “Ganga Bruta”, un film que explora la problemática de las relaciones psicosexuales, a través de la historia de un hombre que mata a su novia en la noche de boda, cuando descubre que no era virgen y luego trata de reconstruir su vida. Esencialmente silente, aunque cuenta con música y dialogo mínimo. El otro referente fue Mario Peixoto (1908), cuya principal obra, “Limite” (1931), fue una de las favoritas entre América Latina para mostrarla en high line festival, en 2007 y en el mismo año fue exhibida en el festival de Cannes. Y por último fue parte de los films seleccionados para World Cinema Foundation, cuyo fundador es Martín Scorsese. En la década de 1920, el cine brasileño se recuperó con el apoyo de Canuto Mendes de Almeida, José Medina y Gilberto Rossi. La película Ubirajara, de Luis de Barros, marcó esa fase conocida como el ciclo Cataguases.

Periodo sonoro del cine brasileño (1930-1940)

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Entre 1927 y 1929 se realizaron las primeras experiencias sonoras con cortometrajes. La película “O Tesouro Perdido” obtuvo la medalla a la mejor película del año ofrecida por la revista Cinearte. Al llegar el cine sonoro, comenzó la producción de películas musicales, y la productora Leal y Labanca, fueron pioneros en el género. La primera película musical fue “Viúva Alegre”. Con el surgimiento de otras compañías, el cine brasileño fue adquiriendo prestigio. La primera productora, creada en 1931 fue Cinedia, que hizo películas como “Aló Aló Carnaval”, de 1936, y en 1949 surgió la Compañía Vera Cruz, la más moderna empresa cinematográfica de la época, cuyo objetivo era el de crear en Brasil la misma estructura cinematográfica de Hollywood, pero sólo produjo 17 películas hasta ir a la bancarrota en 1954. Con el surgimiento de Cinedia comenzó la proliferación de dramas populares y comedias musicales burlescas, un género que fue peyorativamente denominado chanchada. A menudo, la chanchada incluía sátiras de películas de Hollywood. giphy-1La década de 1940 estuvo marcada por las chanchadas, protagonizadas por figuras de la época, como Oscarito, Gran Otelo y otros artistas. Aunque considerada de mal gusto, la chanchada consiguió reflejar el lenguaje y las maneras del pueblo en sus personajes, representando la cultura popular brasileña. Entre 1944 y 1954, la productora Atlântida se ganó la simpatía popular con sus chanchadas, pero, tras la carísima producción de “Terra Violenta”, de Luis Severino Ribeiro, entró en decadencia. La actriz Carmen Miranda ganó notoriedad en el extranjero. En 1946, “O Ébrio” de Gilda de Abreu, una película muy representativa del típico melodrama latino, se convirtió en un éxito de taquillas y atrajo a unos cuatro millones de espectadores

La época de oro del cine brasileño (1940-1955)

El presidente Getúlio Vargas fue consciente del crecimiento de la industria cinematográfica y, en 1939, promulgó un decreto que garantizaba a las películas brasileñas una cuota de exhibición en salas de cine, una ley que aún existe. Si bien el decreto de Vargas puede ser visto como una medida positiva o nacionalistas, también ha sido interpretada como una forma de control e intervención estatal. El auge industrial de Sao Paulo, en la década de 1950, propició la creación de la productora Vera Cruz, que desplazó el centro cinematográfico desde Río de Janeiro hasta esa ciudad. o-cangaceiro-2En esa época surgieron grandes cineastas, como Lima Barreto, que realizó “O Cangaceiro” (1953), película que recibió el gran Premio del Festival de Cannes, pero que termino por hundir a la productora Vera Cruz. De esta forma el sueño de la compañía que deseaba ser igual a los grandes estudios extranjeros llegaba a su final, con varios aciertos pero muchos errores en su concepción. De todas maneras, la contribución de Vera Cruz al cine nacional fue enorme, con la capacitación de técnicos, la presentación de talentosos actores, la experiencia frustrada que sirvió como lección a futuros emprendimientos del sector y la inspiración para la creación de otras productoras. Luego en 1952, se realizo el I Congreso Paulista del cine brasilero del I Congreso Nacional del cine brasilero en Río de Janeiro, se abrió debate a tratar de establecer los pilares de lo que debería ser el cine nacional. Lo que posteriormente se traduciría en el “Cine Novo”. A menudo, las películas de este período han sido ignoradas por considerarse que eran demasiado comerciales y americanizadas, aunque para los años 1970, cierto revisionismo buscó restaurar su legitimidad. A pesar de ser pasada por alto por las élites intelectuales, estas películas atrajeron a grandes audiencias, como ninguna otra película del Cinema Novo lo logró. En la actualidad, las telenovelas, especialmente la novela das sete (un sobrenombre otorgado a las novelas producidas por el canal Rede Globo y que eran transmitidas de lunes a sábado a las 7 p.m.) son identificadas como herederas del espíritu de la chanchada. Muchas de las películas producidas por la compañía han desaparecido a lo largo de los años debido al fuego o a la inundación de las instalaciones donde estaban almacenados.

El Cine Novo brasileño (1955-1976)

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A mediados de la década de 1950 surgió el cinema nôvo, que pretendía dar un nuevo perfil a las películas nacionales en un intento de renovación que tenía la intención de acabar con el exceso de populismo de las chanchadas. De esta fase cabe destacar una serie de grandes cineastas, una generación de cinéfilos con orientación política izquierdista y contraria a los modos de producción de Hollywood, aún vigentes en la actualidad, como Nelson Pereira dos Santos y Rui Guerra, además de Glauber Rocha, fallecido a principios de la década de 1980. Entusiastas de la nouvelle vague francesa y del neorrealismo italiano, abordaron los auténticos problemas nacionales, buscando, al igual que estos dos movimientos, una cinematografía viable en situaciones de subdesarrollo, que se traduce en un cine directo, desmitificado, crudo y austero. Tradicionalmente se distinguen tres fases dentro del cinema nôvo: una primera (1960-1964) en la que la mayoría de las producciones están ambientadas en los sectores más desfavorecidos de la sociedad; una segunda fase (1964-1968) caracterizada por el activismo político; y por último, la tercera fase (1968-1972), donde las producciones atienden a un carácter simbólico, causado por la censura que deben burlar, con temas alegóricos ambientados en el pasado brasileño. dios-y-el-diablo-de-la-tierra-del-solAdemás de Nelson Pereira dos Santos, Rui Guerra y Glauber Rocha, destacaron dentro de este movimiento Joaquim Pedro de Andrade, con la película “Macunaima” (1969), y Leon Hirszman, con “Xica da Silva”, que recibió tres premios en el Festival de Brasilia, en 1976. En esa época también surgieron películas relacionadas con las crisis existencialistas del ser humano, como las producciones de Walter Hugo Koury. Las películas desconectadas de escuelas concretas o que no se adhirieron al cinema nôvo tendieron al fracaso. De los que se vincularon a él destacan Luis Sérgio Person, Paulo Cesar Sarraceni, Walter Lima Jr., Roberto Farias, Domingos de Oliveira y Arnaldo Jabor. Gustavo Dahl realizó una película que obtuvo gran éxito, a medio camino entre el documental y la ficción, titulada “Uirá, o índio em busca de Deus” (1973). La última fase del cine novo (1968-1972), donde las producciones atienden a un carácter simbólico, causado por la censura que deben burlar con temas alegóricos ambientadas en el pasado brasilero. Los mejores ejemplares fueron “O Dragao da Maldade contra o Santo Guerreiro” (1969), de Glauber Rocha, “Os Herdeiros” (1969), de Caca Diegues. Los cineastas independientes también han realizado películas sobre diversos temas de la historia, la vida cotidiana y el folclore de Brasil. En las décadas de 1970 y 1980, numerosas producciones recibieron la etiqueta de cinema nôvo a pesar de su escasa relación con esta tendencia: entre ellas, “Mar de rosas” (1977, de Ana Carolina) o “Quilombo” (1984, de Carlos Diegues).

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El cine de serie B (1975-1980)

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Hacia finales de los 70 un «cine marginal» emergió asociado con el área de Boca de Lixo en São Paulo. En 1968, Rogério Sganzerla presentó “O Bandido da Luz Vermelha”, una historia basada en un criminal infame del período. El año siguiente, se presentó la película “Matou a familia e foi ao cinema” de Júlio Bressane, una historia en la cual el protagonista mata a su familia y luego va al cine. Algunas veces, el cine marginal de este período es denominado udigrudi, una apropiación del cine brasileño de la palabra inglesa underground. También fue popular Zé do Caixão, el alter ego del actor y director de cine de terror José Mojica Marins. Asociado con el género, surge la pornochanchada, un género popular en los años 1970. Como el nombre lo sugiere, eran comedias sexuales, aunque no representaban escenas de sexo explícitamente. Un factor clave sobre el motivo por el cual estas películas marginales prosperaron fue que las salas de cine estaban obligadas a respetar ciertas cuotas de películas nacionales. Muchos propietarios de tales establecimientos financiaron películas de bajo presupuestos, incluyendo aquellas de contenido pornográfico. En 1975, se alcanzó un pico en la cantidad de salas de cine, al existir un total de 3.276 salas de proyección. Ese mismo año, las películas brasileñas vendieron un total de $275,4 millones en entradas. Por este mismo periodo se realizo una de las películas más exitosas en la historia del cine brasileña es una adaptación de la novela de Jorge Amado, «Doña Flor y sus dos maridos» (1976) realizada por Bruno Barreto.

La caída del cine brasileño (1980-1990)

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En la década 80 el cine brasileño empezó a perder ritmo, lo que reforzó la presentación de producciones extranjeras. En el primer semestre de 1980 se presentaron 42 películas nacionales contra 154 extranjeras. La preferencia del público por lo extranjero era clara, pues las películas brasileñas contaban con sólo un tercio de la billetería de las extranjeras. Durante los años siguientes, las producciones cinematográficas brasileñas casi que se limitaron a asuntos infantojuveniles. Si bien el país se encontraba bajo una dictadura, la censura tendió a ser más política que cultural. Las películas en este período se beneficiaron de las agencias administradas por el Estado, en particular Embrafilme; sin embargo, su rol fue ambiguo. Por una parte, se criticaba su dudoso criterio de selección, burocracia y favoritismo y fue vista como una forma de control gubernamental sobre la producción artística. Por otra parte, la mayor parte de la producción cinematográfica de este período fue posible debido a su existencia.

El Nuevo Cine De La Retomada (1990-2016)

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A comienzos de la década del 90, tuvo lugar una crisis en el cine brasileño, debido al cierre de la agencia estatal de distribución y producción (Embrafilme) y finalizó en 1994 con la promulgación de la Lei do Audiovisual (que fijaba un sistema de financiación basado en la contribución fiscal). Esto permitió un aumento en la producción cinematográfica. En 1993 se rotomó la producción nacional a través del Programa Banespa de Incentivo a la Industria Cinematográfica y del Premio Rescate Cine Brasileño, instituido por el Ministerio de Cultura. Con ello, los directores pasaron a recibir financiación para la producción, finalización y comercialización de las películas. De este modo se creó la retomada, un nuevo cine independiente capaz de presentar un cuadro multicultural donde no hay perfiles temáticos o estilísticos. Se adquiere un nuevo realismo, donde el director se reconoce como parte integrante de la nueva mass media. Otros muchos de los directores representantes de esta nueva tendencia proceden del mundo de la crítica de cine; otros tantos son exponentes de una generación intermedia entre el cinema nôvo y la retomada, como es el caso de Walter Salles, además de directores veteranos ya activos durante la década de 1960, como Nelson Pereira dos Santos, Walter Lima Jr. o Domingos de Oliveira. El primer gran éxito de la retomada se puede fijar en el largometraje «Carlota Joaquina» (1995, de Carla Camurati). A partir de esta se han sucedido numerosas películas, algunas de las cuales han supuesto un éxito de taquilla internacional, además de recibir numerosos premios en festivales internacionales de cine. Estación Central de Brasil (1998, de Walter Salles) obtuvo dos nominaciones a los premios Oscar. Asimismo, Ciudad de Dios (2002, de Fernando Meirelles), con otras cuatro nominaciones, y “Viva São João!” (2002, de Andrucha Waddington), han sido dos de los éxitos más recientes (en cuanto a público y crítica) del nuevo cine brasileño.

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El nuevo cine de la retomada puede ser clasificado en cuanto a los temas tratados, que, por otra parte, son numerosos: las películas relacionadas con la violencia y la vida en las favelas, con ejemplos en “O invasor” (2002, de Beto Brant) y “Ônibus 174” (2002, de José Padilha); las películas ambientadas en el sertão, como “Baile perfumado” (1997, de Paulo Caldas y Lírio Ferreira) o “Narradores de Javé” (2003, de Eliane Caffé); las que abordan temas relacionados con los problemas políticos, como “Cuatro días de septiembre” (1997, de Bruno Barreto); las relacionadas con los problemas de la clase media, como Separaciones (2002, de Domingos de Oliveira); las comedias, como el éxito de taquilla “Deus é brasileiro” (Dios es brasileño, 2003, de Carlos Diegues); y por último, los documentales, como “Edifício Master” (2002, de Eduardo Coutinho) o Justiça (2004, de Maria Ramos). A partir de entonces se han producido numerosas películas (desde 1995, más de 500 largometrajes), y el número de espectadores ha aumentado notablemente, llegando a los 22 millones en 2001, gracias sobre todo a un decreto aprobado por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en 2004, por el que se duplica el número de salas donde deberán exhibirse películas de producción nacional. Se calcula que entre los años 1994 y 2004, al menos 70 nuevos directores han realizado su primer largometraje.

Editor: Jonás Axel

Fuente: Wikipedia, EcuRed, EBC, Viaje a Brasil, Cine Latinoamericano Contemporáneo.

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